Juan Carlos Ortega, en el puesto de control donde desempeña parte de su trabajo, con el agente forestal Eduardo Somed. Foto: M.F.

Conforme se acerca la época estival, el riesgo de incendios aumenta. El servicio de Guardería Forestal de la Conselleria de Medi Ambient con destino en Eivissa y Formentera se prepara para afrontar el cambio de funciones que tradicionalmente asume cuando llega el mes de mayo. En la actualidad, cinco efectivos custodian las zonas de bosque de las Pitiüses, tres de los cuales son funcionarios y dos actúan en calidad de interinos. Durante los meses de invierno sus funciones descansan en la marcación de pinos, control de los cotos y en la vigilancia de las especies protegidas. El verano transforma estos cometidos por la custodia de uno de los peligros que más acecha a todo el conjunto: el fuego. La prevención de incendios y la concesión de los permisos de quema a los payeses pasan a preponderar sobre el resto de cometidos.

Juan Carlos Ortega, subjefe de Guardería Forestal del Govern con destino en Eivissa, señala que «con la llegada de los meses más conflictivos para los incendios comenzamos el protocolo establecido para la prevención, que nos obliga a estar siempre en contacto con los bomberos y el resto de fuerzas que intervienen en las tareas de extinción de un incendio, como las brigadas del IBANAT o de la Guardia Civil». Y es que a este servicio le corresponde dirigir los trabajos y coordinar al resto de fuerzas ante un eventual incendio. «Si no está el alcalde correspondiente al municipio en el que se encuadra el terreno que está ardiendo, la dirección corresponde a los guardias forestales. Sobre el papel, él dirige el incendio, aunque suele delegar en nuestro cuerpo», matiza Juan Carlos Ortega.

Los guardas forestales están pendientes de los bosques de las Pitiüses las 24 horas del día, todos los días del año. Los cinco efectivos van relevándose de tal manera que no dejan en ningún momento las tareas de vigilancia. En Formentera hay un efectivo permanentemente en calidad de interino. El agente forestal Eduardo Somed también trabaja bajo esa condición en Eivissa desde hace tres semanas. Él escogió este trabajo porque le llamó la atención la responsabilidad que tienen ante un incendio y porque es amante del medio ambiente. «Al que quiera ser guarda forestal le tiene que gustar el campo y llevar dentro la naturaleza. Hay mucha gente que sólo pisa el campo para hacer torradas», explica Juan Carlos Ortega. Los guardas forestales se preparan, pues, para el cambio de chip que se les avecina.