El centro cultural Can Ventosa consiguió ayer por primera vez reunir a los artistas de jazz de la isla para que intercambiaran sus notas en un mismo escenario. El certamen se denominó «1er Concert Projazz», lo que abre la posibilidad de una segunda edición. Este periódico quiso conocer los instantes que preceden a un evento así, cómo afinan los instrumentos los protagonistas y las infraestructuras necesarias para llevar a buen puerto una iniciativa insólita en el panorama de esta tendencia musical en Eivissa.

A las 16'30 horas los primeros efectivos hacían su entrada en el recinto. Entre ellos no se podía reconocer quién era músico y quién era operario. Hacía escasos instantes que más de 300 niños habían asistido a una actuación teatral para escolares y les quedeba poco tiempo para regular el sonido, las luces y disponer los elementos necesarios para que cuando estuvieran todos los músicos pudieran cumplir con su función de la manera más cómoda posible y sin imprevistos.

A las 17'30 horas el escenario comenzaba a anunciar que allí se iba a desarrollar un concierto. A esa hora el piano del Centro Cultural ya mandaba sobre la estampa. El pianista de la Toni Bouzon Jazz Quartet se acercó entonces al instrumento para tener una primera toma de contacto con él. Su reacción: «Es bueno para seguir las partituras». Y al respecto del certamen de projazz explicaba que «es estupendo poder promocionar la Associació Cultural Arteca juntándonos con el pretexto del jazz. Esperemos que podamos conseguir finalmente actuar una vez al mes y que en invierno sea aquí, en Can Ventosa, y en verano en la Plaza del Parque».

Conforme se acercaba la hora del evento, los componentes de las seis agrupaciones -Alfred Souza Jazz Sextet, Brasil Combo, Eivissa Jazz Duo, Miguel PratsBotja Blues Trío, Toni Bouzón Jazz Quartet y Arteca's Big Band- llegaron al centro cultural, aunque desde las 19'15 horas casi estaba todo listo. A esa hora comenzaron los reajustes y las primeras pruebas. El sonido de los saxofones, guitarras, bajos y el del propio piano se entremezclaron desde entonces hasta las 22 horas, hopra prevista para el inicio del espectáculo, de manera desordenada, sin ningún sentido. Pero en el momento en que el primer grupo saltó al escenario, la coherencia se estableció y los ritmos se hicieron audibles. El montaje de un estreno público para defender el jazz de aquí.