Domingo Zapata expuso a los inversores diferentes ejemplos para demostrar algunos planes de riesgo. Foto: K.T.

Para invertir en la Bolsa no es necesario estar en el parqué de los centros neurálgicos donde se compran y venden acciones en las grandes ciudades. Aunque ya sea allí o desde la distancia, el interesado debe conocer el momento idóneo para invertir. Precisamente en este aspecto reparó el curso que la Pimeef y Benito & Monjardín organizaron ayer en Eivissa bajo el título de «Cómo, cuándo y dónde invertir».

«Con conocimiento, sabiendo que el inversionista puede permitírselo y en una cartera diversificada y bien equilibrada que reduzca el riesgo al máximo». Así respondió Domingo Zapata, director de la sociedad de acciones B&M, a las tres preguntas que planteaba el seminario. El reclamo recibió la respuesta del público, que abonó 5.000 pesetas para plantear sus dudas a los asesores bursátiles e intercambiar experiencias. «Soy inversor desde hace muchos años y siempre se puede aprender en un ámbito tan difícil como la Bolsa, donde nunca sobra información y tienes que estar siempre al día de política, sindicatos, economía española y mundial... Por eso acudo al curso para tener más información». Así explicaba Juan, propietario de un taller de venta y reparación de motos y bicicletas en Eivissa, los motivos por los que acudió al seminario. La recaudación del mismo se destinó a la ONG Amigos de los niños.

«La Bolsa ya no está reservada para los grandes inversores, se ha extendido a todos los perfiles, hoy el pequeño inversor tiene acceso a participar en el mercado de valores porque comprueba que desde que comenzaron a bajar los tipos de interés retener su dinero a plazo fijo en un banco no le reporta tantos beneficios como antes y la Bolsa es una buena alternativa», explica Domingo Zapata, quien enseñó a los asistentes a través de ejmplos prácticos que ayudaron a la compresión de los contenidos.

Las sociedades de acciones y Bolsa asesoran a sus clientes acerca de los riesgos de las inversiones y sobre cuáles pueden ser las más idóneas en cada momento. Esta labor antiguamente la hacían solo los bancos. Los inversores cuando deciden comprar acciones abren una cuenta de bolsa que queda custodiada por un banco, el cual periódicamente ofrece los resultados. Vivir en una isla no significa la imposibilidad de invertir. Hoy ya no existen pretextos para decir que no se pueden comprar acciones.