Coches dispuestos de manera desordenada, de cualquier manera, se amontonan en los desguaces. Foto: K.T.

Acudir a un desguace o depósito de coches repletos de vehículos 'tocados' es una sensación muy distinta a la de visitar una zona franca. La principal diferencia es que en el primer caso cada utilitario tiene una historia detrás casi siempre siniestra en la que las consecuencias no suelen ser para nada beneficiosas, mientras que en el primero cada automóvil se encuentra a la espera de una personalidad y una vida repleta de emociones.

El problema más grave se produce cuando las emociones se transforman en excesos de velocidad, imprudencias e incumplimiento de las normas de circulación que tiene como consecuencia imágenes tan impactantes como las que hay sobre estas líneas, desgraciadamente tan frecuentes como espectaculares. Algunos expertos han llegado a la conclusión de que acercar a los jóvenes a depósitos como éste sería una buena solución para concienciarles de que sean responsables y cautos cuando se sienten ante el volante. No en vano son los más propensos a los accidentes.

Coches desvencijados convertidos en amasijos de hierro se han convertido en los últimos tiempos en una epidemia, en un grave problema social de enormes consecuencias que lejos de disminuir, se acrecienta y marca un antes y un después en la vida del conductor y acompañantes de cada vehículo siniestrado. El año pasado fallecieron en accidentes de tráfico en España un total de 4.294 personas de las cuales 25 eran de las Pitiüses. Son cifras mayores que las del 99. «En realidad, en estos momentos se cuentan diariamente más coches siniestrados que matriculados», comenta Pep Moreras, propietario de una empresa de grúas y de un depósito de coches.

«Yo he llegado a la conclusión de que el mundo ha dado la vuelta, de que ya nada funciona como antes». Moreras, que dispone de un servicio de grúas y que ha vivido de cerca las consecuencias de los accidentes, recuerda en la mayoría de los siniestros se ven implicados jóvenes con coches nuevos víctimas de los excesos de velocidad, el no guardar las distancias reglamentarias y la ingestión de bebidas alcohólicas y drogas de diferente tipo. Evitar la desolación y abandono que se ve en cristales rotos, puertas deformadas y las mutilaciones de los vehículos es responsabilidad y cosa de todos y cada uno de los conductores y se resume en el cumplimiento de las normas de seguridad.