Son 19 chicos con edades comprendidas entre los 20 y los 46 años y mañana, día 19, hará un mes que acuden a diario a las instalaciones de la finca de experimentación agraria de Can Marines, en Santa Eulària, para aprender el oficio de jardinero. Esta semana han empezado a realizar sus primeras prácticas de jardinería fuera de allí. Concretamente en los jardines del barrio de Cas Serres, los de la Residencia Asistida y los del Patronato de Salud Mental y les ha gustado, «sobre todo, por el contacto que han tenido con la gente del barrio que se interesó por las labores de limpieza y acondicionamiento que estuvieron realizando en la zona», comentó Virginia Juan.

«A mí me gusta todo lo que hacemos», explicó Cati, una de las aspirantes a jardineras, «y hasta el momento hemos plantado lechugas, tomates y berenjenas». Antonio, otro de los alumnos del curso que se encontraba muy afanado rastrillando confesó que el trabajo no le cansa: «Lo que más me ha gustado ha sido plantar las semillas en una maceta», cosa con la que estaban totalmente de acuerdo Ramona, Paquita y Carmen, otras de las compañeras de curso.

El curso, incluido dentro del Pacto por el Empleo, está dirigido por la técnica agraria Mónica Ferrer y tres monitoras de apoyo, Virginia Juan, Àngeles Ferrer y Sonia Riera, que ayudan a dirigir las labores en cada uno de los tres grupos en los que se ha dividido a los alumnos. Las cuatro docentes explicaron que por el momento esta experiencia pionera cuyo principal objetivo es la integración laboral de estos jóvenes «va sobre ruedas, ya que todos los chicos han mostrado un gran interés y realizan perfectamente todas las tareas se que les han enseñado».

Desde el inicio del curso los 19 jóvenes han hecho de todo un poco, desde preparar un semillero con distintos tipos de plantas, pasando por labores más agrícolas propias del cuidado del huerto así como el mantenimiento de jardines, labor en la que estaban concentrados ayer. El truco de éxito es que han hecho que las explicaciones teóricas «sean prácticas y todos aprendan las técnicas y procedimientos sobre la marcha», dijo Mónica Ferrer, quien añadió que «a ellos les llena de orgullo ver cómo nacen y crecen las plantas que ellos mismos han plantado».