Jorge López de Haro, que estos días se encuentra de descanso en Eivissa, se dedica a trabajar como escolta, «un trabajo como otro cualquiera» desde hace tres años. El suyo es un empleo que debido a los últimos acontecimientos acaecidos en el País Vasco se encuentra en el punto de mira. Actualmente compagina su propio negocio de automoción en Madrid con servicios esporádicos a un abogado y dos empresarios vascos cada vez que viajan a la capital.

"¿Cómo entró en el mundo de la seguridad?
"Pues un poco por casualidad. A través de unos amigos en el gimnasio que me hablaron sobre el tema y al final me decidí y realicé el curso de escolta, lo pasé y desde hace tres años me dedico a esto.

"¿Es una buena salida laboral?
"En Madrid, donde yo trabajo, no hay mucho movimiento. Tienes que conocer gente y estar metido en el tema.

"¿Y dónde hay más trabajo entonces?
"En el País Vasco.

"¿Ha estado trabajando allí? ¿Cómo ha sido su experiencia?
"He estado un año en Vitoria con una concejala del Partido Popular. Allí la verdad es que no lo pasé demasiado bien. Me resultó complicado, sobre todo porque Vitoria es una ciudad pequeña y cuando llevas allí un año todo el mundo te conoce y ya no te sientes seguro.

"¿Podría definir brevemente en qué consiste la labor de escolta?
"Pues se trata de ir con la persona a la que proteges a todas partes desde que se levanta hasta que la dejas en casa por la noche.

"¿Cómo es un día de servicio de un escolta?
"En el País Vasco, por ejemplo, es muy importante la labor de contravigilancia, que consiste en echar un ojo antes de recoger a la persona por los alrededores de su domicilio, su vehículo, y ver cualquier movimiento sospechoso. Y después se trata de conocer todo lo que hace la persona en esa jornada y hacerlo con ella.