El auditorio y escenario de Can Ventosa presentó ayer un particular trajín. Se trataba del ir y venir del grupo de 10 jovencísimos actores de entre 6 y 8 años, alumnos del taller municipal de teatro que ayer estrenaban obra. Dirigidos por Dolors Cordera y Ramón Taboada, del Grupo de Arts i Oficis, los diez niños, acompañados de sus padres, abuelos y familiares, se mostraron inquietos y nerviosos durante los momentos previos a la subida del telón.

«Estamos un poco nerviosos, sobre todo porque lo más difícil es saber el papel de memoria, el momento en que tenemos que salir y el turno para hablar», explicó una de las protagonistas, quien reconocía junto a sus compañeros de reparto que lo más divertido de todo el proceso había sido la caracterización con maquillaje y los disfraces, en el que participaron activamente las madres de los pequeños.

Antes del comienzo de la representación de 'El rey de madera' , Ramón Taboada sentó a todos sus pupilos al borde del escenario para darles un breve y cariñoso discurso en el que les explicó que iban a hacer una obra de teatro «que representa todo un esfuerzo por vuestra parte para que disfrute tanto el público en las butacas como vosotros en el escenario, y estoy seguro de que lo vais a hacer muy bien». Taboada recordó a los actores noveles que el truco para hacerlo bien está en la concentración, «en pensar en el papel de cada uno», y acto seguido los reunió a todos tras el telón hasta el momento de salida a escena.

Un gracioso y preocupado arlequín llamado 'Saltarín' fue el primer personaje en salir a escena y poner en antecedentes al público sobre los problemas de su rey, «que no come ni duerme y no sabemos por qué». Con el transcurso de la obra, el público fue conociendo el nudo o enredo: todas las cuitas del monarca tienen su raíz en una oleada de robos que le dejan únicamente con los platos y cuberterías de madera.