Desde las ocho de la mañana, los valencianos residentes en la zona turística de es Pujols apoyados por los procedentes de la Asociación Cultural Valenciana de Sant Antoni de Portmany comenzaron a celebrar su San José particular como si estuvieran en su tierra. A esa hora iniciaron la tradicional despertà, que completaron en Sant Francesc Xavier y en Sant Ferran. Con todos los integrantes bien despiertos comenzaron al mediodía una procesión con el santo a la que siguió una misa solemne y una ofrenda floral. Entonces se produjo una transición hacia los actos puramente folklóricos valencianos.
Los tímpanos de los asistentes estuvieron a prueba de la atronadora mascletà que se encendió a las dos de la tarde. Mientras, los ingredientes de una paella multitudinaria comenzaban a cocinarse en dos grandes recipientes. El momento álgido de la jornada llegó en la tarde-noche. Después de asistir a un espectáculo de ball pagès y a la actuación de una orquesta, se procedió a la cremà de las dos fallas, la adulta y la infantil. La primera tenía como temática las Torres de Serrano de Valencia, que ardieron rápidamente con el motivo que lucían en la cúspide: un barco que representaba los problemas denunciados en días pasados respecto al servicio de evacuación del 061.
Un castillo de fuegos artificiales que superó con creces al de ediciones anteriores puso el ribete a la fiesta valenciana en Formentera. Este fin de semana la celebración se trasladará a Sant Antoni de Portmany, donde también se quemarán dos de estos monumentos efímeros.
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