La calle San Vicente se cortó al tráfico para terminar la fiesta con una prueba de velocidad.

La proyección que los patinetes han presentado en la sociedad desde el pasado verano, época que en la que se popularizaron en nuestras fronteras, ha conducido a que los programas festivos de los pueblos incluyan a este medio de transporte entre sus festejos más señalados. La Plaza del Ayuntamiento de Santa Eulària des Riu, donde se celebran los últimos días de fiestas en honor a la patrona, recibió ayer por la mañana a multitud de niños que acudieron acompañados por sus patinetes. Una fiesta amenizada por el grupo de animación del Consistorio congregó a pequeños de todas las edades.

Como si se tratase de una prueba ciclista, los jóvenes llegaron puntuales a la plaza para lucir sus instrumentos de transporte. Aunque ayer no hubo control de firmas, sí que se intentó imprimir al festival un orden lógico. Encabezando las vueltas realizadas en el lugar no estaba presente un juez de carrera que diera la salida neutralizada, sino un clown de la organización que imprimía el ritmo de los niños que le seguían. Cerrando el grupo tampoco había un coche escoba, sino una animadora que se las veía y deseaba para mantener el equilibrio.

Y es que los chavales que participaron demostraron un control de estos vehículos que, sin embargo, no evitó que se produjeran las inevitables caídas fruto de la excesiva concentración de patinetes en una superficie muy reducida. Precisamente por ello, al terminar la concentración, y bajo la supervisión de los agentes de seguridad locales, la calle San Vicente se habilitó para que los pequeños la recorrieran a sus anchas en un viaje de ida y vuelta.