Tanto Antoni Ferrer Marí de 43 años como Pere Miquel López Muñoz de
30 se mostraron ayer eufóricos al concluir la ceremonia que les
convirtió en diáconos de manos del obispo Agustín Cortés. La
ceremonia, que contó con la participación del Coro de Santa Cruz de
Eivissa y el Coro parroquial de Santa Eulària, se prolongó durante
más de hora y media y reunió a decenas de familiares y amigos de
los dos protagonistas.
El momento culminante de la ceremonia fue el de la imposición de
las manos y la oración predicatoria, cuando los dos nuevos diáconos
permanecieron tumbados boca abajo sobre el suelo mientras el obispo
recitaba la máxima «predica lo que crees, lee lo que predicas, y
lleva a tú vida aquello que lees y crees», lema de los
predicadores.
El acto finalizó con la imposición de la estola cruzada y la
dalmática, vestiduras típicas de diáconos. Este estatus es el paso
previo al prebisteriado, que culminará dentro de unos meses. Como
diáconos Antoni Ferrer en la parroquia de Santa Eulària y Pere
Miquel López en la de Santa Cruz, pueden presidir liturgias,
bautizar, casar, enterrar y leer el evangelio.
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