Amigos y familiares apoyaron ayer por la mañana las últimas horas de protesta de los vecinos desalojados del bloque junto al de Viajes Barceló. Tras permanecer durante toda la noche anterior ante el Consistorio con el objetivo de encontrar apoyo, los afectados mostraban claros síntomas de agotamiento físico y mental, tensión y nervios. Un familiar apuntaba que estas personas, tras 13 días fuera de sus hogares «necesitan apoyo psicológico», añadiendo que «hay que ponerse en su lugar y pensar lo que supone estar en un balcón de ese edificio cuando se derrumbó el de la agencia y, lo peor, haberse quedado sin casa».

Los vecinos apenas hicieron declaraciones, a pesar del momentáneo final feliz de su protesta. Lo único que se constató fue la sensación de abandono por parte de los responsables del derrumbe y de la Administración, que parece haber respondido finalmente. «Queremos nuestra casa» se podía leer en una de las pancartas que agitaba un grupo que apoyó la protesta, que fue pacífica, aunque ruidosa, por los gritos de apoyo:«Barceló duerme bien y nosotros en la calle».

Varios grupos de excursionistas, en su mayoría del Imserso pasaron por las inmediaciones durante la mañana. Curiosos, preguntaban de qué se trataba la protesta y filmaban con sus cámaras lo que será, sin duda, una anécdota de su visita a Eivissa.

A las 14'00 horas, tras confirmarse el principio de acuerdo, se levantó la sentada y los vecinos se dirigieron al hotel para comer. Una de las quejas que más se repitió fue el hecho de que no hubiese una comparecencia personal de algún concejal o del propio alcalde para explicar los hechos. «Un trato más cercano y humano», apuntó un afectado. Familiares de afectados señalaron que, aunque el hotel les ha dado todas las comodidades, «no es el lugar indicado para hacer vida de familia, sobre todo cuando se trabaja y se tiene a cargo a niños pequeños».