Con el silencio que establecen los alumnos cuando un profesor hace entrada en clase, los mayores de la residencia asistida de Cas Serres recibieron ayer a los Tres Reyes Magos, que llegaron al complejo pasadas las cinco y media de la tarde. Dos pajes les ecoltaron hasta la planta baja, donde los mayores esperaban cómodamente, sentados.
Sus majestades comenzaron la tarde festiva llamando a los que iban a recibir los regalos. Cada una de las sorpresas estaba personalizada, llevaba nombre y apellidos. Uno a uno los Reyes llamaron a los asistentes. Aquellos que por sus condiciones físicas no se podían levantar recibieron los regalos de manos de alguno de los dos pajes, que actuaron igual que si de un programa de televisión se tratara y el público tuviera que intervenir con el micrófono. En esta ocasión no se les entregaba ningún soporte para incrementar la sonoridad de sus voces, sino un objeto para aumentar su felicidad. El recinto tampoco era un plató de televisión, sino el geriátrico en el que el resto del año los días pasan sin excesivos sobresaltos.
Cuando los mayores recogieron sus regalos el escenario cambio de telón. La música adquirió entonces el protagonismo. La rondalla «La Afición» amenizó el resto de la tarde a los mayores, que disfrutaron de un día de Reyes alegre. El ribete lo puso una merienda-cena especial con la que el centro quiso homenajear a sus mayores. En la isla desde el más pequeño hasta el más mayor recibió ayer un detalle por parte de los Reyes Magos. Un año más, la magia encandiló a todos.
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