Los ocho ibicencos que viajaron la semana pasada rumbo al campamento de refugiados de Tindouf, en el Sáhara Occidental, ya han cumplido con su misión solidaria.
Incluidos en la campaña promovida por la ONG Amics del Poble Saharaui y el Fons Pitiús de Cooperació, un total de 150 baleares han comprobado de cerca las condiciones infrahumanas en las que tienen que vivir esas familias, sin un lugar fijo en el que establecerse, sin libertad y con una lucha constante por su autodeterminación. Marruecos les vigila de cerca con efectivos militares, además de las minas antipersonales que invaden la zona desértica. Es un pueblo que quiere recuperar la libertad perdida en la década de los 70, vivir en un territorio propio, el cual aspiran que sea la República Àrabe Saharaui Democrática (RASD).
Precisamente, como representantes de la democracia balear, cincuenta políticos de las Illes también comprobaron de cerca la situación de acoso a la que está sometido aquel pueblo. Del espectro político pitiuso viajaron Josep Maria Costa, conseller de Interior del Govern, y Joan Marí Serra, diputado autonómico. Efectivos militares realizan a diario maniobras en el muro de contención que Marruecos ha establecido a unos 300 kilómetros del campamento.
Los políticos baleares observaron la vigilancia que los militares ejercen en la zona. La expedición procedente de las Illes se desplazó a lo largo del territorio en situación de guerra fría. El conseller de interior manifestó a las autoridades de allí que «esperamos que el pueblo saharaui pueda volver pronto a su tierra». El próximo día dos de noviembre los ibicencos que han participado en el viaje comentarán su experiencia en el centro cultural de Can Ventosa.
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