La vidalba es una planta autóctona de la isla de Mallorca, según recoge el GOB en un estudio. Se trata de una especie trepadora, que necesita ayuda para subir y que sin un apoyo nunca crece hasta su altura normal. La Vidalba es también un club menorquín y se comprende su nombre si se tiene en cuenta cuál es su misión: ayudar a los discapacitados físicos y psíquicos. Ahora, esta entidad ha traído a las Pitiüses a un grupo de 35 personas "entre minusválidos y cooperantes" para que pasen tres días de vacaciones en Eivissa y Formentera.

La consellera de Benestar Social, Sofía Hernanz, recibió ayer por la mañana a estos turistas. La sala de plenos del Consell Insular se convirtió en toda una fiesta: todos los miembros de Vidalba interrumpían los parlamentos con aplausos, mientras que no paraban de levantarse "todo en un ambiente de buen humor" para abrazarse o dar la mano a la consellera, periodistas o funcionarios de la institución. Al menos hubo tiempo para un intercambio de regalos: los menorquines se volvieron a casa con varios libros, pósters y vídeos promocionales mientras que la consellera se quedó con un queso y un bote de miel menorquina.

Según Lita Triay, una de las responsables de esta asociación, los miembros de Vidalba han disfrutado paseando por Dalt Vila, el puerto de Sant Antoni y visitando la isla de Formentera, entre otros lugares. A pesar de que la eliminación de las barreras arquitectónicas es algo muy reciente todavía en las Pitiüses "y que no alcanza todos los municipios" Triay asegura que sus vacaciones han ido como una seda. «En el albergue juvenil de Can Pep Xico, donde residíamos, nos advirtieron de que no disponían de facilidades para los minusválidos. Les dijimos que mejor así: lo que queremos es la normalidad».