«Los científicos no somos matarifes, respetamos la vida». De esta manera se expresaba ayer el director de la Extensión Universitaria de Eivissa y coordinador del curso denominado «Jornada sobre la investigación biomédica en España y Lationamérica», Josep Tur Marí, que comenzó ayer en la Extensión y que reunió a destacados científicos internacionales.

Con este curso se quiere dar a conocer la actividad que realiza el científico y su contribución a erradicar enfermedades. El ratón y la rata son los animales de experimentación que más se utilizan. El uso de estos animales ha levantado voces en contra. Sin embargo, los científicos recuerdan su labor: «Uno de los objetivos de nuestro proyecto es educar al que está en contacto con el animal de experimentación», señala Cecilia Narbone, de la Universidad de la Plata. Precisan que su trabajo es que «los animales sean utilizados de la mejor manera para que se pueda realizar una investigación, no son animales de la calle, sino que se le conoce su bagaje genético y está controlado», precisa Rafael Hernández, de la Universidad de México.

Cuando se alude si se emplea muchos animales en la experimentación, Tur establece una comparación entre lo que llega a consumir una persona a lo largo de su vida (600 ovejas, siete vacas y 300 pollos), mientras un científico utiliza, como máximo, para experimentación 20 ratones y 5 ratas.