Varios de los adjudicatarios de las viviendas oficiales de Can
Misses han mostrado a este periódico su disconformidad con el alto
precio de los pisos. Entre ellos está Marisol Pipaón, que vive sola
con sus dos niñas en un piso que está en malas condiciones. Pipaón
es pensionista desde que tuvo que ser intervenida por una grave
enfermedad y vive en un piso muy deteriorado.
«Dicen que son para familias humildes pero yo no se donde está
la humildad. No sé si voy a poder afrontar la hipoteca y el crédito
de la entrada». Por su parte, Fátima Samadi, que vive en una unidad
familiar de siete miembros, está contenta por haber sido
seleccionada entre más de 500 solicitantes pero matiza que le
parece «muy caro» pagar 2'5 millones de entrada por un piso y más
de 500.000 pesetas por un aparcamiento.
Andrés Ramón Mendizábal, otro de los seleccionados, padece una
dolencia grave y vive un cuarto piso sin ascensor. Mendizábal está
«indignado» por lo caro de la entrada, por tener que comprar un
párking obligatoriamente y porque asegura que los pisos no tienen
la cocina equipada ni amueblada. Este adjudicatario cree que el
Govern cuenta con fondos suficientes como para abaratar mucho más
los precios.
La familia Moreno Rodríguez vive en una casa muy pequeña hasta
el punto de que tienen poner tres camas en el comedor. En su caso
intentarán por todos los medios conseguir afrontar los pagos de los
pisos.
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