Eivissa se ha consolidado este año como el lugar preferido por los futbolistas de todo el mundo para descansar. De hecho, nos hemos tomado la confianza de confeccionar un once ideal con todos los jugadores y entrenadores que han recalado este verano por Eivissa. Lo cierto es que, como se puede observar, es un equipazo capaz de jugar en cualquiera de las mejores ligas del planeta. Y, además, ganar, a pesar de que nos falta un delantero centro nato.

A medida que se acababa la temporada futbolística, la playa de ses Salines iba recogiendo a la elite del balompié nacional. Al menos, a todos los que no llamó José Antonio Camacho para la selección española. La avanzadilla la formaron Luis Enrique, Aguilera y Cristóbal, que fueron los primeros en disfrutar de una paella en el Malibú, el restaurante en el que coinciden todos los deportistas que llegan a la isla.

Camacho trató de levantar los ánimos de sus jugadores durante la Eurocopa prometiéndoles unas vacaciones pagadas en Eivissa si subían al podio en el torneo. Las cosas no fueron como esperábamos todos, pero igualmente recalaron muchos de ellos en la isla. Así, Guardiola, Sergi y Abelardo vinieron en el mes de agosto a las Pitiüses acompañados de sus familias. Aquí les esperaban Anglomá, del Valencia, y Karanka, del Real Madrid. También escogió la isla para descansar el que para muchos ostenta el puesto de mejor jugador del planeta: el francés Zinedine Zidane, campeón del Mundo y de Europa. El galo llegó acompañado de su esposa "de nacionalidad española" y de su amigo en la selección Dugarry.

Como todos los años, cientos de personas tuvieron la oportunidad de ver magia sobre el césped artificial del Sports Center de Platja den Bossa. Allí es donde todas las tardes, al caer el sol, se juntaban los jugadores que descansaban en Eivissa para echar una pachanga. Sin esforzarse demasiado, estos futbolistas de Primera demostraron las posibilidades que ofrece un balón. Junto a ellos, también participaron en estos partidillos varios ibicencos, como el «Labi» y Esteban, director del restaurante Malibú. Esperemos que estas pachangas continúen el próximo verano. Así veremos fútbol de altura sin necesidad de televisión.