La Policía Local de Eivissa estima que la ciudad acogió anteanoche a más de 100.000 vehículos que, inevitablemente, colapsaron todas las vías de entrada al municipio, las calles y los aparcamientos disponibles. Eran residentes, turistas y vecinos de otros pueblos que no querían perderse los fuegos artificiales con los que se cerró la jornada en homenaje a Sant Ciriac. Junto a las motos y los vehículos también hubo que acomodar a los 90 autobuses que desplazaron a varios centenares de personas hasta el centro.

Pese a la avalancha, cada año mayor, fuentes municipales valoraron ayer positivamente el tiempo que se tardó en descongestionar la ciudad una vez concluido el espectáculo pirotécnico. Frente a las dos horas que hicieron falta para transitar con normalidad el año pasado, en esta ocasión se calcula que el tiempo se redujo en más de la mitad y que, aproximadamente, a los tres cuartos de hora, la situación empezaba a ser la normal de una noche de agosto.

La Policía Local inició a las siete y media de la tarde, cuando empezó a complicarse el tráfico, un servicio especial. Los agentes trataron de facilitar la circulación en el puerto de Eivissa y las rotondas de Pachá y Blanca Dona y estuvieron trabajando en ello hasta las dos de la madrugada. También Cespa, la empresa concesionaria del servicio de limpieza, ha tenido que realizar esfuerzos extra para adecentar la ciudad. Una quincena de personas centró ayer los trabajos en el Puig des Molins (donde tuvo lugar la 'berenada'), el puerto y el Paseo Marítimo para intentar que Eivissa volviera, poco a poco, a la normalidad. Para ello, ayer estaba previsto que la brigada de limpieza trabajara durante mañana y tarde, especialmente en el área portuaria.