Don Juan Carlos llegó ayer, a las 19.40 horas, a la base aérea de Son Sant Joan a bordo de un Falcon 400 de la Fuerza Aérea Española. El Rey, que vestía de esport (pantalones grises, americana azul y camisa a cuadros blanca y azul), hizo gala de su gran sentido del humor y también mostró su preocupación por los temas que afectan a la Isla, según trascendió poco después.
A buen paso, y tras haber despedido a la tripulación de la aeronave, don Juan Carlos saludó a las autoridades civiles y militares que le esperaban: a pie de avión, al coronel jefe del sector aéreo, José Moliner. Ya en tierra firme, al president del Govern, Francesc Antich; al presidente del Parlament, Maximilià Morales; a la delegada del Gobierno, Catalina Cirer; al alcalde de Palma, Joan Fageda; al general jefe de la zona militar de Baleares, Tomás Formentín; al comandante militar de Mallorca, general Àlvarez; al delegado de Defensa, coronel Sbert y al Jefe del sector Naval, Tomás Mendizábal.
Cómo no, el Rey también saludó al personal de protocolo que acompañaba a las autoridades. La anécdota saltó cuando Gabriel Pérez, del gabinete de protocolo de Antich, saludó a don Juan Carlos con la mano enyesada. El Rey se interesó por el accidente que había causado el aparatoso vendaje y provocó la sonrisa de los presentes. Acto seguido, hubo «reunión en la cumbre»: el Rey y las autoridades no sólo departieron sino que hubo incluso alguna carcajada y algún que otro deliz de protocolo (Antich cogió el brazo al Rey). Después, el president Antich explicó a los periodistas que «el Rey, aquí y en Madrid, siempre se interesa por los problemas de Mallorca. Ahora se ha mostrado preocupado por la sequía que nos afecta». El mandatario no quiso comentar porqué su reunión con don Juan Carlos se había prolongado más allá de los cinco minutos, algo hasta ahora inaudito: «Con el Rey siempre hablamos», aseguró.
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