El alcalde Pau Lluch y las delegaciones de Oristano y Alcudia "encabezadas por sus primeros ediles, Piero Murta y Miquel Ferrer, respectivamente" que visitan estos días Ciutadella fueron testigos privilegiados del Caragol des Born, desde el nuevo entarimado metálico que el ayuntamiento ha montado en la plaza. Junto a ellos, los componentes de la Agrupació Musical tocaron repetidamente el Jaleo, en sintonía con los brincos de los caballos, ovacionados y elevados hacia el cielo por decenas de miles de brazos.

Acabado el Caragol des Born, la Colcada se dirigió a la ermita de Sant Joan de Missa para asistir al rezo de vísperas, concelebración que fue presidida por el administrador apostólico de Menorca, Jesús Murgui, y el rector de la parroquia de Santa Maria de Maó, a la par Caixer Capellà del bienio, Josep Manguán. Numerosas cocheras y casas particulares se abrieron a la gente ofreciendo gin amb llimonada, cuixot, sobrasada y queso por doquier. Cuando los caballos regresaron a la ciudad, ya empezaba a anochecer y la multitud había repuesto fuerzas suficientes para reiniciar la fiesta.

Tras un rápido paso por Sa Contramurada, comenzaron las corregudes a Sa Plaça. Gesa cumplió su palabra y no se registraron apagones en la ciudad. Sant Joan no se vivió a oscuras, sino bajo la iluminación de las calles y de los millares de exultantes corazones embriagados de felicidad. Al filo de la medianoche, empezó el Caragol de Santa Clara, que terminó tras dar tres vueltas completas entre las calles estrechas que rodean al santuario del mismo nombre. No hubo más concesiones. El fabioler, Sebastià Salort, no quiso alargar en exceso el Dissabte de Sant Joan y dirigió la comitiva hasta el palacio señorial. Con anterioridad, los 134 cavallers que conformaban la Colcada se apearon de su caballo y fueron despidiendo oportunamente al Caixer Capellà, Josep Manguán, y al Caixer Senyor del presente bienio, Ricardo Squella.