La carrera de la nueva habitante de la casa del «Gran Hermano» ha dado un salto espectacular. Hace unos escasos meses trabajaba como azafata en el buque de la naviera ibicenca Pitra que cubría el trayecto entre los puertos de Eivissa y Denia. Ahora, desde el pasado miércoles, es el centro de atención de media España.

Por el momento, la recepción que le han deparado el resto de participantes en el programa ha sido muy calurosa. Ahora quedan todavía dos meses por delante para ver cómo marcha la connivencia con esta mallorquina de 22 años de edad, que conduce un Opel Tigra y cuenta con una buena legión de seguidores en la isla.

Mónica ha trabajado de azafata en más compañías, al margen de Pitra. Su último empleo fue en la naviera Buquebús, que une los puertos de Mallorca y Barcelona. Su padre, Agustín, trabaja en Iberia y dedica sus ratos libres a las inversiones. Por su parte, su madre, Isabel Martín, está empleada en una de las cafeterías más chic de Mallorca, el Capuccino. Sus amigos del barrio de Son Gotleu, donde vive desde que nació, han dicho de ella que «ganará, ya que es muy ambiciosa y una tía muy enrollada». Su abuela, Rosa, no aceptó en un primer momento que participara en un concurso de estas características, aunque ahora está muy contenta. Sin embargo, quienes no guardan demasiado buen recuerdo de Mónica son sus ex compañeros de Buquebús: «A partir de ahora va a haber polémica en el «Gran Hermano», ya que a Mónica le gusta mandar y también le gustan mucho los chicos», han comentado. De hecho, algunas de sus colegas han asegurado que su primera contrincante va a ser Vanessa.