En unos años, la principal utilidad de la clonación será crear
réplicas de los animales de compañía. Y ni siquiera en este aspecto
el resultado será tan perfecto como muchos nos imaginamos, según el
catedrático de Biología Celular de la Universitat Autònoma de
Barcelona, Josep Egozcue i Cuixart, quien ayer participó en el
ciclo de conferencias «Memòria i futur» en Can Ventosa. Esta
iniciativa, organizada por el Institut d'Estudis Eivissencs, cuenta
con el respaldo de «la Caixa».
La clonación parece que avanza más deprisa en las redacciones de
los periódicos que en los laboratorios, explicó Egozcue, puesto que
en la mayoría de informaciones publicadas se tiende a la
ciencia-ficción.
A pesar de todo, este catedrático no descartó que en algún lugar
del mundo se esté clonando hoy en día un ser humano, algo que con
los medios actuales con los que cuentan los científicos resultaría
bastante complicado: «Antes de que surgiera Dolly hubo 300 intentos
infructuosos. Con un humano se necesitarían muchas mujeres dando
óvulos y se producirían demasiadas muertes», explicó. Este
especialista calificó la clonación de personas de «tontería»,
puesto que nunca se repetirán las condiciones sociales del
original, que influyen tanto o más que las genéticas en la
personalidad.
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