Ana es una de las 260 personas que diariamente alivia los males de otros. Foto. OSCAR RIBAS.

La celebración del Día Internacional de Enfermería estuvo presidida ayer en Eivissa por la normalidad en el trabajo. Estrés, dedicación y esfuerzo conformaron el programa de actos de una festividad que contó como sede de las celebraciones los centros sanitarios, tanto públicos como privados.

Sólo una cena realizada en Marina Botafoch, en la que se premió la labor de una profesional destacada en las áreas de Investigación, Cooperación y Atención Comunitaria, trastocó la rutina de las 260 personas que se dedican a esta labor en las Pitiüses. El lema «La enfermera como agente social» resumía la filosofía de una jornada en la que se pretendía concienciar sobre la necesidad de enseñar a los pacientes a ser autosuficientes. En ese sentido, incluso el galardón otorgado, se denominaba D. Orem, en referencia a la teórica que propuso esta postura en la medicina. El planteamiento de esta autora apunta esta labor como un enlace entre las necesidades del paciente y el sistema sanitario.

La realidad confirmaba ayer que Ana y sus compañeros no son sólo protagonistas de determinadas situaciones sanitarias sino también consejeros y agentes sociales. Y es que la realidad diversifica aún más una modalidad ya de por sí especializada. José María Carrera, delegado de Enfermería en las islas, apuntaba las numerosas cuestiones que se plantean de cara a un futuro próximo, desde la nueva perspectiva de las fundaciones hasta la formación en relación con la Unión Europea ante la exigencia de más horas.