La playa de Cala Vedella es el escenario desde hace tres años de una iniciativa única en la isla de limpieza submarina. Su promotor, el centro de buceo Nautilus Dive Resort, que intenta de esta forma compaginar la actividad de formación práctica con un espíritu en el que el respeto al entorno ocupa un lugar prioritario. Y nada mejor para ello que dar ejemplo: cinco miembros de la entidad (a los que se sumaron voluntariamente tres personas) se esforzaron ayer por hacer de la costa un lugar de ensueño para los amantes del medio marino. «El significado no es únicamente momentáneo sino que tiene una proyección más global a lo largo de todos los ejercicios que emprendemos», comenta Alexander Mart, responsable de la escuela. De ello dan fe aptitudes (incluso premiadas) como la que ha empujado a este colectivo a dar lecciones a personas con alguna discapacidad, «y es que bajo el agua no existen las diferencias», apunta Mart.

La propuesta se engloba dentro de un conjunto de experiencias similares -denominadas beach cleanning- realizadas en todo el mundo por la Asociación Profesional de Instructores de Buceo (PADI) aunque la infraestructura y el desarrollo de la misma depende íntegramente de Nautilus. Un ejemplo para que la iniciativa privada de las Pitiüses se vuelque de lleno en programas de estas características, beneficiosas para todos. Al principio y al final de temporada son los dos momentos escogidos por los componentes de la asociación para realizar las inmersiones, de hasta ocho metros de profundidad, en las que se extraen botellas, trozos de madera e incluso armazones de hierro de objetos de mobiliario urbano.