La oficina de la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía, donde se entregan y gestionan los permisos de trabajo y residencia y sus renovaciones, concentra a un verdadero hervidero de trabajadores extranjeros cada día. Colas desde las seis de la mañana para conseguir un número y hasta personas que pernoctan en las inmediaciones de las oficinas es el panorama que se encuentran a diario los extranjeros que desean residir o trabajar en las Pitiüses.

Prueba de que las quejas no son cosa de dos o tres personas es que los cónsules y vicecónsules británico, francés, holandés y alemán en las Pitiüses se reunieron hace un mes con el director insular de la Administración del Estado, Luis Carlos Fernández Tejerina, para exigir una solución a este problema. «Esta situación tiene su origen en la escasez de personal. Sólo hay un trabajador para atender la demanda», explica la vicecónsul británica, Hellen Watson, que cree imprescindible un aumento de plantilla. «El director insular se ha comprometido a estudiar el tema y a hacer las gestiones pertinentes», señalan pero, un mes después de la reunión, los consulados aun no han tenido noticias de la Dirección Insular.

Mientras, se acumulan las quejas. Watson relata como una mujer británica de 82 años que reside en Sant Miquel no consiguió número para renovar su permiso de residencia a pesar de que se presentó en la oficina de la Comisaría a las ocho de la mañana.