El 22 de abril fue declarado Día de la Tierra hace treinta años por las Naciones Unidas. La Asociación Hábitat y Basuras, Amics de la Terra y el GEN creen que en este tiempo, lejos de caminar hacia un mayor respeto al medio ambiente, se ha primado el crecimiento desenfrenado y la progresiva destrucción del entorno. «Esta autoagresión se ha notado en especial en las Pitiüses», denuncian.

Los tres grupos coinciden en que, hasta ahora, «la actitud de los responsables políticos y grupos empresariales ha sido el de posponer la respuesta y mirar hacia otro lado». Ante esta desidia, Gen y Amics de la Terra consideran que no hay tiempo que perder, «ya que el uso racional del territorio y sus recursos es fundamental para mantener la calidad de vida y asegurar el mantenimiento del potencial turístico».

Por su parte, Hábitat y Basuras exige a los gobernantes una actuación «decidida y responsable» y que no se toleren situaciones de degradación del medio en las Pitiüses, entre las que destacan la presencia de basura y chatarra en medio de parajes naturales, el aumento de la superficie de vertederos y canteras y el descuido de viejas zonas industriales. Esta agrupación recuerda que amar la tierra «es explotarla razonablemente y no herirla inútilmente movidos por el afán económico» y advierte que el Día de la Tierra «no es sólo hacer grandes declaraciones en el día que, paradójicamente, se le consagra para acordarnos de ella», sino respetarla los 365 días del año.