Alrededor de un año ha tenido que transcurrir para que comenzaran a funcionar los semáforos que el Ayuntamiento de Eivissa decidió instalar en Platja d'en Bossa. Primero hubo problemas de coordinación de los aparatos y fue necesario revisar las calles que se ven afectadas por esta nueva regulación del tráfico para que todo funcionara correctamente; después, el nuevo equipo de gobierno decidió que no era necesario activarlos durante el invierno debido al poco tráfico que tiene la zona fuera de la temporada turística.

En el día de ayer, más de uno se vio sorprendido por la luz roja y tuvo que detener su vehículo. No ha sido, hasta ahora, lo habitual. Los semáforos han permanecido durante muchos meses en ámbar y parpadeando aunque, sólo con esta medida, la Policía Local y el Ayuntamiento han podido constatar una disminución notable en la velocidad de los conductores que han transitado por la zona.

A pesar de todo, estos semáforos todavía podrían sufrir algunos cambios puesto que ayer se encendieron por primera vez bajo las órdenes de un técnico desplazado desde Palma y es posible que todavía necesiten algún que otro reajuste. El objetivo es que, cuando llegue el verano, todo funcione correctamente en este importante núcleo turístico.