Fueron puntuales. A las once de la noche del pasado domingo, la Fallera mayor y el presidente de la Casa Cultural Valenciana, Vicente Marqués, se acercaron al «Huevo de Colón» y prendieron la mecha. En unos minutos, la monumental falla "réplica humorística de la escultura que da la bienvenida en la rotonda de entrada de Sant Antoni" se cubrió por el fuego. Más de 1.000 personas se congregaron en el solar de la calle Sant Rafel "frente a la sede social de la asociación" para contemplar un espectáculo inusitado en las Pitiüses. Como es de rigor en estas ocasiones, la Fallera mayor se emocionó, aunque no se puede afirmar con toda rotundidad que por sus mejillas cayeran las lágrimas.

El fuego tardó más de lo que se esperaba en hacer su trabajo; los materiales con los que se construyó la falla "papel, cartón y madera" anunciaban una pronta combustión. Pues no. Pasaron más de quince minutos hasta que el «Huevo de Colón» cedió su verticalidad. Las llamas continuaron con vida durante más de media hora. La Peña valencianista de Formentera, que ya lleva varios años montando su falla en esa isla, cedió para esta ocasión tan especial un ninot que representaba al audaz descubridor. Esta figura se tuvo que indultar.

La fiesta no paró ni un momento; una orquesta se encargó de amenizar la noche a la multitud de asistentes, que superó las previsiones más optimistas de los organizadores. Sin embargo, la respuesta de la población a esta jornada se vio desde primera hora de la mañana. La Casa Cultural Valenciana no quiso que la fiesta se limitara a la cremá de la falla; su plan era celebrar un día fallero con todas las de la ley. Así, a la una del mediodía se realizó una gran ofrenda floral en la capilla de Sant Antoni.