R.L Flores, pólvora y fuego. La Casa Cultural Valenciana congregó ayer en diversas citas a todos sus paisanos y simpatizantes que revivieron, en una jornada plagada de actos, las fiestas falleras de la Comunidad levantina. La sosegada y sentida ofrenda floral a la virgen en la capilla de Sant Antoni obtuvo su contrapunto en una ruidosa y brillante mascletà (con sorpresa incluida) que, bajo la atenta vigilancia de un camión de bomberos y la presencia de más de 200 invitados -entre los que se encontraba el obispo de la diócesis de Eivissa y Formentera, Agustín Cortés, la presidenta del Consell, Pilar Costa y la consellera de Cultura, Fanni Tur- convirtió la calle Sant Rafel en un auténtico polvorín.

Los sorprendidos espectadores disfrutaron después, ya con más sosiego, de una gigantesca paella que les animaría a continuar la velada hasta las once de la noche, hora en la que se pondría fin a las celebraciones con la quema de la figura construida por Pedro Hormigo y Julio Bauzá para la ocasión.