La religiosa —sentada, la primera por la izquierda— junto a sus compañeras de las Trinitarias de Santa Eulària.

Sor Micaela Mesquida llegó a las Pitiüses en diciembre de 1937 con el objetivo de fundar en el municipio de Santa Eulària la Casa de las Hermanas Trinitarias. Esa no fue su única aportación al municipio; a lo largo de toda su vida, Micaela trató de ayudar a todos los vecinos que lo necesitaban, ya fuera como enfermera o maestra, enseñando a todos los pequeños de la localidad. La religiosa falleció el mes pasado en Felanitx, donde nació. Le faltaron un par de meses para cumplir los 104 años de vida.

Como profesora, sor Micaela dio clases a varias generaciones de ibicencos. Por sus aulas han pasado algunos ilustres, como Vicent Guasch Tur, alcalde de Santa Eulària, y Vicent Guasch Rosselló, ex alcalde de Sant Joan. Ambos "como ocurrió con muchos de sus pupilos" mantuvieron una estrecha relación de amistad con la religiosa una vez acabada su etapa escolar. Lo mismo ocurre en las Trinitarias, donde todas las religiosas guardan palabras de cariño y admiración para esta mujer que entregó su vida a los demás. A pesar de su avanzada edad, las monjas que compartieron algunos años de trabajo con ella la recuerdan siempre dispuesta a colaborar en cualquiera tipo de tarea, fuera del tipo que fuera. El resto de religiosas más jóvenes guarda respeto por todo lo que hizo por las Pitiüses. «Era una persona increíble. Siempre estaba corriendo arriba y abajo para poner una inyección o cuidar a alguien que se había puesto enfermo», recuerda una de estas últimas monjas de las Trinitarias. Precisamente en esta faceta de enfermera, sor Micaela fue una mujer avanzada a su tiempo. En los años de la Guerra Civil, eran pocas las personas preparadas para colocar una inyección o atender a los heridos de cualquier accidente.