Nunca el aprendizaje de una profesión aunó tantos objetivos. Reinserción social, recuperación de oficios o educar son sólo algunos de los fines que se planteó el Ayuntamiento de Sant Josep con la puesta en marcha de la Escuela Taller, en junio de 1999. Esta iniciativa, que se desarrolla a lo largo de dos años -divididos en cuatro fases de 6 meses- se estructura en dos módulos, uno de albañilería y otro de cantería, con ocho alumnos en cada uno. Las labores encomendadas han sido la ampliación de los vestuarios del campo de fútbol de la localidad y arreglo del camino de subida a sa Talaia cuya supervisión corre a cargo de Mohamed Amoudan y Luis de Paz, monitores de los jóvenes. La única característica en común que poseen los participantes es su edad, entre los 16 y los 25 años, ya que aunque la idea surgió enfocada a adolescentes con problemas, la realidad se ha encargado de confeccionar un grupo heterogéneo en el que tienen cabida, desde un presidiario en régimen abierto hasta dos miembros de AMIF. Previamente a la puesta en marcha de la experiencia se realizó un sondeo para evaluar si el proyecto contaría con respaldo. En total se encontraron 28 personas en tales circunstancias por lo que la viabilidad quedaba fuera de dudas. A las ocho de la mañana comienza una jornada que perdura hasta las tres de la tarde, con un horario en el que se contempla que el 25% del tiempo se dedique a clases teóricas. Los resultados se califican, tanto por su responsable política, la concejala Encarna Castro, como por la coordinadora de la institución, Antonia Roig, de «muy positivos». Aunque es el INEM el que soporta la mayor parte de la ejecución, con una aportación de 47 millones, el Consistorio ha de hacer frente al pago de los sueldos de los empleados. Una cantidad que hubo de incrementarse «al doble de los previsto si añadimos materiales y herramientas», señalaba la regidora, ya que el comienzo de la temporada turística obligó a aumentar el sueldo de los contratados, por lo que los dos millones y medio destinados en principio han debido superarse.