Uno no es muy partidario, la verdad, de los políticos
profesionales. Ya se sabe, la tendencia a apoltronarse es un riesgo
poco recomendable en una actividad en la que debe primar, por
encima de otras consideraciones, la ilusión. Y no es fácil renovar
la ilusión después de llevar tanto años metido en política como
lleva este ibicenco de barba rala, aplicado y pedagógico en las
explicaciones de sus ideas y propósitos. Pero en fin, si este
socialista aún continúa en el empeño será porque todavía tiene
balas en la recamara de una vocación de servicio público que tiene
más que demostrada. Que los dioses de su Mediterráneo le sean
propicios y consiga llevar a buen puerto su deseo, si coincide con
el de los ciudadanos.
María Luisa Cava de Llano, palabra de
honor
Insistiendo en que no es saludable para la democracia apalancarse
en política (esperemos que su jefe, Aznar, cumpla lo prometido; si
gana), tengo que reconocer que esta veterana diputada del PP se ha
ganado a pulso el respeto del personal. Y no sólo de sus
partidarios, sino de la ciudadanía en general, que nos damos cuenta
de que Maisy es una tozuda trabajadora con un alto y claro sentido
de la justicia. Aunque a veces se ponga peleona, sabe dar al César
lo suyo y no suelen dolerle prendas para defender causas
humanamente deseables, no siempre compartidas por su partido. Su
postura ante las drogas; por ejemplo. Así que más mujeres al poder,
que el nuevo milenio les pertenece.
Fanny Tur, una chica de letras que va a
más
Eso de tener la conciencia social tan bien puesta y dispuesta como
esta señora tiene su mérito; y complicación. Con lo tranquila que
vivía ella de bibliotecaria, más su poquito de GEN y su casita, va
la moza y se lanza al ruedo político y a por todas. Parece que esta
progresista no tiene bastante con el lío de esa tri-conselleria que
lleva entre manos desde el verano pasado. Encima, de postre, a por
el Senado. Se ve que las chicas progres de la isla están que lo
vierten y no hay quien las pare. ¿El ejemplo de la presi? Igual sí.
Al fin y al cabo, el matriarcado tiene una tradición fértil en esta
tierra. Será cuestión de multiplicar las horas y dividir los
sudores, pero me costa que esta chica lista sabe lo que quiere, y
va a por ello.
Enrique Fajarnés, con las ganas por
delante
Pese a su juventud, este señor del PP tiene a sus espaldas un
notable curriculum de currante político: conseller de Cultura,
concejal y diez años de alcalde de Eivissa. Son méritos probados,
aunque a veces parezca que todavía le queda mucho camino por
recorrer. Ahora se apunta al Senado, y es de suponer que tal
ambición, legítima, le ha renovado la ilusión y la fe en seguir
adelante, abriendo su horizonte para seguir defendiendo sus ideas y
su amor a la patria chica desde la capital. El escozor que le ha
debido suponer perder la alcaldía por un puñado de votos, lo
compensaría, estoy seguro, si se viera alzado a senador. La suerte
está casi echada, así que a esperar el veredicto de las urnas.
Paciencia.
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