Armando Costa, frente a un ordenador en el que se muestra su página web. Foto: VICENÇ FENOLLOSA.

Los grandes duelos del ajedrez ya no tienen a personas como protagonistas. Se acabaron los enfrentamientos entre Fischer y Spassky o Karpov contra Kasparov. Ahora, quienes se retan son las máquinas. Y lo hacen en Internet. En este nuevo campo de batalla, el ordenador del ibicenco Armando Costa ha logrado escalar hasta el cuarto puesto en la clasificación del prestigioso Internet Chess Club (ICC), un servidor en el que participan cerca de 1.800 ajedrecistas. A diario, en esta dirección se disputan 90.000 partidas, por lo que lo convierten, como señala Armando, en «el mayor club del mundo, aunque no tenga una sede real».

Sin embargo, estas partidas tienen una particularidad: ya no son los jugadores quienes deciden los movimientos, sino que son los procesadores de las computadoras quienes dirigen las fichas. Para ello, recurren a sus poderosas bases de datos, en las que están almacenadas las mejores jugadas de los grandes maestros, y tras evaluar matemáticamente todas las posibilidades, ejecutan el movimiento. «El truco está en tener un buen ordenador y mucho tiempo. Mi computadora me la regaló mi familia y es bastante buena, además de que cuento con el mejor programa que hay ahora mismo en el mercado», señala Armando. Sin embargo, no todo el mérito corresponde a los chips del aparato, puesto que el humano debe dirigir la evolución del ordenador, como explica este ibicenco.

A pesar de todo, conectarse a Internet en nuestro país no es, hoy por hoy, nada barato.