Los últimos días en Betania no han sido como de costumbre. Además del repaso que se realiza desde que comenzó el curso, en el mes de octubre, los alumnos han podido empezar a diseñar su propio desfile de Carnaval y comenzar a soñar, en los talleres del centro, con estas fiestas. Los teletubies parece que son los triunfadores del año y la imaginación, también aquí se deja condicionar por la televisión. El color saltó de las aulas a las paredes y tras un concurso de dibujo realizado en las escuelas del barrio, (Cas Serres y Poeta Villàngómez), las obras seleccionadas serán la imagen de los muros. Jesús se muestra encantado. Junto a él, trabaja a diario un gran equipo de colaboradores formado por objetores de conciencia y diverso personal cualificado a los que atribuye «el éxito y la satisfacción de realizar esta labor», comenta. No es profesor pero su condición de voluntario en Cáritas le condiciona a actuar como monitor, educador, docente y, como no, controlador del casi medio centenar de chavales que acuden al centro cada jornada.

A las cuatro y media, los 27 alumnos de primaria y, una hora después, los siete de educación secundaria componen un horario extraescolar al que van, según señalan sus responsables, «de manera general y continuada». No obstante, y a modo de incentivo, se paga una cuota, mínima, de 2.000 pesetas al año de modo que los jóvenes sientan la obligación de ir.

Repasar las lecciones o reforzar conocimientos no es el único objetivo de la experiencia. Además, y para ello cuentan con la colaboración del Ayuntamiento de Eivissa, se trata de combatir el absentismo escolar que, aunque señalan que este fenómeno no tiene mayor incidencia que en otras zonas -los casos no superan la decena- sí que ha de controlarse. «Los problemas que afectan a este área son diferentes, principalmente derivan del ámbito familiar por la falta de trabajo de los o cuestiones de adaptación», afirma Jesús. Pero las dificultades se resuelven en Betania con esfuerzo y todos están puestos de cara a la preparación de una de sus actividades principales, la escuela de verano. Este año contarán con dos grupos de colaboradores, unos procedentes de Madrid, el Madreselva, y otro de Paterna (Valencia) formado por antiguos alumnos y profesores de Lasalle. Incluso se ha establecido un tope máximo de inscripciones de 120 alumnos con prioridad para los de Cas Serres.