No faltó nada ni nadie. Estuvo el alcalde, el cura, la banda de
música y hasta el jefe de policía. Todos fueron recibidos por el
director del Instituto Isidor Macabich, Felip Cirer, que lucía una
amplia sonrisa para celebrar que, por fin, se han finalizado (o
casi) las obras de los accesos al Instituto Isidor Macabich.
La idea había partido de Salvador Ortiz, un profesor de lengua
castellana que consideró que un hecho como éste, casi histórico
después de los largos meses en los que la obra ha estado parada o
ha avanzado a trompicones, no podía quedarse sin su acto de
inauguración. Y como las autoridades de verdad no tenían nada
preparado, lo hicieron ellos. Y así, pasada la una de la tarde y en
medio de una enorme expectación, aparecieron el supuesto alcalde y
su mujer (ataviada con peineta y mantilla), una larga comitiva de
concejales y altos cargos ávidos por salir en la foto y, por
supuesto, unos periodistas ávidos de información a los que el jefe
de policía obligaba a mantenerse a una distancia prudencial de los
políticos. «Estamos aquí para inaugurar esta calle de Sapiencia. La
espera ha sido larga. Hemos visto pasar el barro, el viento y la
lluvia. Pero, al final, lo hemos conseguido. Recordar que se
acercan las elecciones y que tendreis que votarme», dijo el
responsable municipal (fingido, por supuesto), que llegó al acto en
coche oficial para cortar la cinta y que fue recibido con banda de
música. Tras bendecir la calle, decenas de globos sobrevolaron el
nutrido grupo de estudiantes que, entre risas, contemplaba la
escena.
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