El hospital residencia asistida de Cas Serres registró 141 nuevas solicitudes de personas mayores durante el año pasado. Sin embargo, este dato es relativo ya que depende del tipo de demanda: «Una persona te puede demandar ahora el ingreso porque se le ha roto la cadera y es urgente, pero cuando se recupera ya no quiere el ingreso», precisa la directora del centro, Josefa Marí. En este sentido, Marí aboga para que «el hospital sea el último recurso». En estos momentos, hay ocho personas en lista de espera de carácter urgente.

Las solicitudes actuales se elevan a unas 21 personas. La demanda del hospital residencia, en este sentido, se mantiene estable desde que se puso en marcha hace seis años. Un porcentaje muy alto de los ingresos derivan de los hospitales, valorando la situación de cada persona. El número de plazas se eleva a 160. La directora de Cas Serres quiere desterrar la idea de que éste sea el último reducto, sino que defiende que se hagan «más periodos de convalecencia y rehabilitación, que es lo que se tendrá que fomentar, no hay que pensar que la gente que viene aquí no va a volver a salir», apuntó.

Sin embargo, Marí alude a las dificultades con las que se encuentran dado el tipo de paciente al que va destinada la residencia: «El tipo de usuario que tenemos tiene cada vez más necesidades y es difícil que se pueda conseguir esto», señaló. De esta manera, se consigue dar unas 20 altas de personas mayores cada año. Un 80 por cien de los casos que solicitan el ingreso a la residencia se trata de personas imposibilitadas. «Ves la necesidad, de que no se trata de ninguna moda.