Un largo reparto entre metrajes de ficción

Para Adrián Ribas y Rafa Tur, montadores y controladores de las máquinas de proyección de las salas, el jueves y el viernes suelen ser los días de mayor volumen de trabajo. «Estos son los días en que solemos recibir los estrenos y tenemos que empalmar y montar las bobinas de cada película». Ambos creen que la mayoría del público «desconoce y no valora muchas veces nuestro trabajo. Si se rompe una película piensa que hemos sido nosotros los que la hemos roto, y no es así. Aquí estás trabajando con máquinas y éstas fallan». Estos moradores del corazón del cine no miden las películas por horas o minutos, sino por el peso y metros de las bobinas que almacenan los fotogramas, el sonido y el dolby, y que tienen que colocar en los enormes platos de la máquina de proyección. Para hacernos una idea del volumen de los largometrajes, señalar que «Ana y el Rey» incluye 5 bobinas de entre 25 y 40 kilos cada una.

Tanto los encargados de sala, José y Adrián Tugués, como las chicas de la cafetería, Esther y Rosabel, coinciden a la hora de señalar que su labor es «agradecida». José indica que «por lo general si tú eres amable con la gente, ellos lo son contigo». La mayor ventaja de su trabajo es, dice, «la relación que tienes con la gente». Adrián, por su parte, destaca la diversión: «nosotros jugamos con el ocio de los demás, con su diversión; muy pocos vienen al cine a pasarlo mal».

Desde la zona de «avituallamiento» Rosabel y Esther señalan que su trabajo de cara la público «nos permite contactar con mucha gente, y se trabaja con otra alegría», a pesar de que en los pases de fin de semana se vean desbordadas. Y es que las palomitas y la Coca-cola siguen siendo los acompañamientos más demandados por parte del público, por lo que ya se han diseñado «combos» para los más golosos que incluyen con la entrada la bebida y el maíz.