Joaquim-Maria Puyal, durante su conferencia de ayer en Can Ventosa. Foto: MARINA MART.

El periodista catalán Joaquim-Maria Puyal se encargó ayer por la noche de inaugurar en Can Ventosa el ciclo de conferencias «Memòria i futur», organizada por el Institut d'Estudis Eivissencs para celebrar sus 50 años de existencia. Estas jornadas cuentan con el respaldo económico de «la Caixa».

Puyal es, quizá, el comunicador más respetado de Cataluña. Comenzó su carrera en el circuito regional de La 2, al frente del programa «Vostè jutja». Sin embargo, muchos espectadores lo recuerdan por los espacios «La vida en un xip» y «Un tomb per la vida», los dos de TV3. Además, este periodista fue el pionero en las retransmisiones deportivas en catalán, primero en Ràdio Barcelona, de la Cadena SER, y después en Catalunya Ràdio, en la que continúa colaborando; sus comentarios han servido, entre otras cosas, para normalizar el vocabulario de términos futbolísticos en catalán.

En la actualidad, Puyal forma parte de los impulsores de Onacatalana, una nueva emisora de radio en la que también participa el Grupo Zeta. Tres premios Ondas y una Creu de Sant Jordi, entre muchos otros galardones, avalan su dilatada carrera profesional.

Con su inconfundible voz - seguramente su mejor tarjeta de presentación- Puyal embelesó al auditorio, formado por más de 100 personas, entre ellos un gran número de periodistas. Su charla, titulada «Comunicació i societat», se centró en el análisis de las formas de expresión, desde el símbolo hasta la comunicación oral. El periodista catalán convirtió en sencillos algunos de los términos más complejos de la teoría de la información. Durante su parlamento repasó también el papel que ha tenido la comunicación en la evolución de la civilización hasta llegar a la sociedad actual. El periodista también reflexionó sobre la labor de los comunicadores como él mismo, a los que comparó con «vendedores»: «Tratamos de convencer a alguien de algo. Debemos enamorar, seducir, para lograr nuestro objetivo». Durante su disquisición, Puyal no evitó referirse a la situación de las lenguas: «Un idioma no es más o menos importante según el número de personas que lo utilizan, sino del uso que éstas hacen de él», comentó.