A pesar de que el doctor Oller, especialista en nutrición, defiende que la comida rápida no es mala si se come con moderación. Foto: MARINA MART.

La proliferación de los establecimientos de comida rápida en Eivissa -más conocidos por su nombre en inglés, «fast food», ha hecho que muchas personas se pregunten sobre la calidad de los alimentos que sirven estos restaurantes. Un especialista en el tema, el doctor José Antonio Oller, master especialista en Nutrición y Ciencias de la Alimentación por la Universitat de Barcelona, analiza para este periódico la comida de estos restaurantes.

Hamburguesas y perritos calientes
Normalmente son de carne de ternera. Los controles de calidad y de composición que se realizan en las grandes multinacionales son muy severos. A pesar de todo, una hamburguesa siempre tiene más calorías que la carne normal, debido a los aditivos que se le añaden, como el huevo y el pan rallado, que se emplean para dar más consistencia al producto. La cantidad de colesterol es bastante elevada, aunque el porcentaje de grasa es similar al del resto de elementos cárnicos, según señala este especialista.

En cuanto a los perritos calientes, los dietistas se refieren a ellos como «productos de pasta fina de carne». «No se puede afirmar que sean nutricionalmente desequilibradas; tienen las calorías normales que se encuentran en el resto de platos de origen cárnico», comenta Oller. Sin embargo, la presencia de sal es más elevada de lo normal, algo que deben vigilar todos los hipertensos. «No tenemos, desde el punto de vista objetivo, demasiados datos para rechazarlos», explica. En cuanto al pan de molde con el que se envuelven, este especialista indica que es «muy similar al de cualquier barra de panadería», aunque el contenido en grasas es un tres por ciento mayor. La razón de este incremento se debe a que en estos panes envasados es mayor la presencia de mantequilla, que se añade para que tengan más sabor.

Patatas fritas
«Las patatas son un excelente alimento, aunque aportan bastantes calorías», señala el doctor Oller. El único problema radica en el tipo de aceite que se emplee para freírlas. En algunos establecimientos de comida rápida utilizan grasas animales sólidas, lo que devalúa su calidad nutricional: «Debería emplearse aceite de oliva, puesto que además de ser de mayor calidad, conservan mejor la temperatura», comenta. Ese no es el único peligro, puesto que «el mejor aceite se convierte en tóxico si no se cambia después de emplearlo unas pocas veces». Además, cuando se calienta a una temperatura muy elevada comienzan a aparecer varias sustancias nocivas para la salud. La solución está en tomar las patatas al horno o bien asadas.

Pizzas
Puede ser un alimento muy equilibrado, ya que es una base de pasta de pan -un producto bastante bueno recubierto, por ejemplo, de verduras y jamón york. Si la pizza es así, estamos comiendo un plato excelente. El problema surge cuando se rellena hasta los topes, sin ningún tipo de mesura, con ingredientes como salami, anchoas o extra de queso. Entonces, todo se desequilibra. Según el doctor, lo mejor es pedir una pizza sencilla y no dejarse llevar por la gula: «Aunque tengan una pizza con siete ingredientes de oferta, siempre será más saludable quedarse con sólo dos o tres y que estén bien escogidos».

Pollo
El pollo es bastante bueno, porque no tiene tanto colesterol como las carnes rojas. El problema viene cuando se reboza o fríe, ya que se le añaden todas las grasas ajenas que le aportan los aceites. «Estos restaurantes le aportan grasas para que aumente su sabor, cuando lo que hacen realmente es fastidiar el producto final», señala Oller.