Nicolás Muñoz se lo pensó mucho antes de comprar un alaska malamuten: «Es un perro complicado, necesita de bastantes cuidados y no es sencillo vigilarlo». Al final, se decidió, hace cuatro años, a comprarlo. La cosa no le ha salido nada mal, puesto que Yaki, que así se llama el animal, ha salido un perro ganador, ya que venció en todas las categoría a las que se presentó en el IV Concurso Canino, celebrado el pasado domingo en el recinto ferial. La cosa no se queda ahí, puesto que Yako, su hijo de nueve meses, también venció en el mismo certamen en todas las pruebas en las que se inscribió.

Yaki, el padre, no es nuevo en esto de ganar trofeos: ha participado en tres certámenes y ha logrado dos primeros puestos. Ahora, su propietario estudia la posibilidad de dar el gran salto y marcharse a Mallorca en marzo para participar en el campeonato nacional, de más nivel, para que los jueces conozcan a su mascota. «He visto el campeón de España en unas fotos y, la verdad, no le llega ni a las patas», comenta Nicolás, mientras se esfuerza para que el perro no le arrastre por la arena de la playa; Yaki es realmente grande, y su fuerza es algo fuera de lo normal. La cría del animal fue a parar a manos de Juan Collado, sobrino de Nicolás, tras la insistencia del primero.

La madre de Yako es otra alaska malamuten que vive en Portinatx, «muy elegante», como apunta Nicolás. Uno de los problemas con los que se encuentran los propietarios de los perros de esta raza es el calor: los alaska proceden de los países nórdicos -donde se utilizaban como canes de trabajo-, con lo que las altas temperaturas les hacen sufrir unos tremendos calores en verano, algo que Nicolás solventa con mucha sombra y un par de ventiladores estratégicamente colocados.