La pareja embarcó en el último aviso apenas diez minutos antes del despegue. Foto: MARINA MART.

Llegaron procedentes de Barcelona a las cinco y media de la tarde después de su triunfal jornada el pasado miércoles como estrellas de la pasarela Gaudí donde desfilaron con ropa de la firma gallega Caramelo y en apenas cinco horas de estancia en la isla, los Van der Loo despertaron todo tipo de comentarios, tanto entre el personal del aeropuerto como en los tripulantes del avión que les llevaría de vuelta a la capital catalana a las diez de la noche de ayer. Ninguno tuvo tiempo de atender a admiradores y curiosos ya que llegaron precipitadamente y al marcharse se dispusieron a embarcar cuando ya habían dado el último aviso. La pareja se despidió entonces de un amigo de manera efusiva con promesas de un futuro y próximo retorno y no escatimaron en abrazos y besos. En ese momento, ninguno de los dos realizó declaraciones. Ambos hicieron gala de un físico espectacular que es el que les ha dado las portadas pese a vestir de manera informal con cuero y tejanos. En el interior de su único bolso de equipaje el matrimonio escondía una sorpresa: un pequeño cachorro blanco y negro que despertó una sonrisa en los responsables de seguridad que les atendieron antes de que se despidieran definitivamente de Eivissa.