No pasó absolutamente nada. A pesar de las previsiones más
catastrofistas, el fantasma del efecto 2000 no hizo asomo de
aparición en ninguno de los puntos estratégicos de la Comunitat
Autònoma. Los cientos de personas que estuvieron trabajando toda la
noche para que no se produjera un cataclismo informático pudieron
tomarse las uvas con tranquilidad, aunque este año fuera en sus
respectivos lugares de trabajo. El conseller d'Hisenda, Joan
Mesquida, presidió el gabinete de crisis organizado por el
Ejecutivo. Durante todo el día el departamento que dirige Mesquida
siguió con detenimiento el inicio del año en lugares como Tasmania
y Australia, donde el año 2000 comenzó antes que en España, para
poder anticiparse a cualquier problema.
Por la noche, la sala de reuniones de la Conselleria estaba
presidida por una pantalla gigante conectada con el servicio de
emergencias del 112. A las doce en punto quedó claro que el sistema
funcionaba sin que el 2000 hubiera producido efecto de ningún tipo.
A pesar de que no estuvo físicamente presente en el gabinete de
crisis, el president del Govern estuvo permanentemente informado de
todo cuanto sucedía e incluso mantuvo una conversación telefónica
con el vicepresidente del Gobierno, Francisco Alvarez Cascos, para
notificarle que todo transcurría con normalidad.
El conseller d'Hisenda estuvo toda la noche en permanente
contacto con la Delegación del Gobierno, donde también se había
montado un operativo similar. Catorce personas acompañaron a
Catalina Cirer en esta noche de guardia. La delegada cenó con su
familia en la sede de Delegación del Gobierno y allí estuvo hasta
las cuatro de la madrugada por si surgía alguna eventualidad. Cirer
también mantuvo conversaciones telefónicas con miembros del
Gobierno, en su caso con el ministro para las Administraciones
Públicas Angel Acebes.
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