El recinto ferial se convirtió en el centro neurálgico de la Nochevieja ibicenca. Foto: MARINA MART.

Desde las once y media de la noche lleno total. La fiesta organizada por el Ayuntamiento de Eivissa superó con creces las previsiones de asistencia y un público que oscilaba entre los quince y los setenta años, acudió al Recinto Ferial momentos antes de que se tomaran las uvas para celebrar en común la tradicional entrada de año.

Precisamente ese fue uno de los momentos de mayor confusión en la celebración ya que la retransmisión de las doce campanadas llegó a través de la televisión -gracias a las dos gigantescas pantallas instaladas para la ocasión- aunque sin sonido, lo que provocó el desconcierto de los presentes que optaron por reproducir ellos mismos el sonido del reloj mientras se subsanaba el problema. Sin embargo, la verdadera y gran sorpresa del milenio fueron los espectaculares fuegos artificiales que sobre las doce y media de la noche hicieron sombra a las estrellas del cielo ibicenco. La rotunda traca final dio paso a una noche tranquila en la que no se produjo ningún incidente.

Unas cinco mil personas se agruparon en las instalaciones del Consell donde disfrutaron con la música de la orquesta Marsella. La mayoría de los invitados recalcaban el hecho de que los precios en la barra fueran asequibles, a diferencia de las cifras astronómicas que debían pagarse en pubs y bares del centro urbano. Gran parte de la corporación municipal (Sandra Mayans o Roque López por citar algunos) encabezada por el alcalde de la ciudad, Xico Tarrés, no se perdieron la velada e incluso algunos estuvieron allí hasta la madrugada.