Cuadragésimo primer milenio. La humanidad ha establecido colonias en toda la galaxia, mientras los alienígenas la acosan. No se trata de ninguna versión cinematográfica sino de la modalidad «40.000» del Warhammer, un juego de estrategia (que cuenta también con la variante «Fantasía») en el que se combina inteligencia, modelismo y mitología nórdica y que ayer consiguió reunir a treinta aficionados en un encuentro patrocinado por la tienda Paco Lucas y organizado por Isaac Rubio.

Inspirado en el mundo de Tolkien, en el seno de un universo desgarrado por las guerras, los grandes personajes de «El señor de los anillos» se transformaron, gracias a Rick Priestley, Richard Halliwell y Bryan Ansell, en ejércitos que, en virtud de la inteligencia de la pareja de participantes (y a su vez contrincantes) que dirigen a las unidades en las batallas, se mueven en el montaje. El decorado se diseña en función de las posibilidades y la inventiva de sus usuarios que pueden, como señalaba Rubio, «utilizar materiales como el PVC o el poliuretano, que de otro modo no sería reutilizable».

En 1993 un sector en principio minoritario y que ha ido reforzándose paulatinamente, introdujo una iniciativa en la que invertir tiempo y dinero (el conjunto de la escenografía puede llegar hasta las 50.000 pesetas) cuenta con la recompensa de un trabajo propio, imperecedero, y sobre todo, apasionante. Desde los siete años, cualquier persona puede plantearse la confección de sus propias figuras y comenzar a desarrollar el «white dwarf» o libro de instrucciones.