GUILLERMO ROMANÍ Este mes se cumplen tres años desde que el Servei d'Atenció i d'Intervenció amb Persones amb Discapacitat (SAI) se implantó en Formentera. En este tiempo el servicio ha atendido a más de cincuenta personas «de edades y problemáticas muy diferentes», señala Ricardo Fernández, psicólogo responsable en la isla. Los objetivos del SAI «son facilitar la inserción social o laboral del colectivo de personas con discapacidades y ayudar a los usuarios con problemas a desarrollar su vida con normalidad».

Las «armas» con las que consiguen estas metas son el refuerzo en el lenguaje, el desarrollo de habilidades sociales y laborales y actividades de ocio, entre otras.

La llegada de la SAI a Formentera se debió a la petición de la asociación Aspanif, con financiación de la Fundación Once. Sin embargo, desde 1998 el ayuntamiento se encarga de sufragar los gastos de la organización con 5 millones de pesetas anuales.

El psicólogo encargado explica que «al principio nuestra actividad estaba centrada en los discapacitados pero pronto vimos que podríamos dedicar parte de nuestro tiempo a personas que no son oficialmente discapacitadas, pero que necesitaban ayuda psicológica y social, abarcando todos los ámbitos como el familiar o el escolar». La mayor parte de la atención del SAI está individualizada pero también organizan pequeños grupos con los que trabajan para conseguir avances en su futura inserción laboral.