Hasta hace poco, las rotondas de entrada a la ciudad de Eivissa eran pedazos de tierra árida, donde los hierbajos convivían con la grava. Sin embargo, el empeño de las instituciones ha logrado convertir estas vías de circunvalación en verdaderos jardines, zonas verdes que decoran las carreteras.
Las rondas son, en muchas ocasiones, la primera cosa que ven la mayoría de turistas cuando llegan a Eivissa, así que esta iniciativa para adecentar un poco más su aspecto es, cuando menos, digna de elogio.
Estas isletas han dejado de ser el truco para que los automovilistas aminoren su velocidad para convertirse en parte del paisaje de nuestras carreteras. En algunos casos, incluso se ha llegado a decorar el centro de la rotonda con esculturas alegóricas a las Pitiüses. Este es el caso de las rotondas de Can Misses y Santa Eulària, en las que dos obras de arte coronan las rotondas. Estas dos construcciones "ambas fabricadas en hierro" dan un aspecto más que curioso a estas isletas.
La vegetación es, sin embargo, la principal decoración de las rotondas de la ciudad de Eivissa. En ellas conviven especies tradicionales de las Pitiüses, como los olivos, con otras foráneas, como las palmeras e incluso los cactus de la rotonda de la carretera del aeropuerto de Eivissa.
Los troncos de viejos olivos muertos "uno de los elementos de decoración más cotizados para las casas de campo" se reparten parte del espacio de alguna de estas rotondas.
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