Un centenar de presos de la cárcel de Eivissa celebraron ayer, con un menú de almuerzo especial y diversos actos festivos por la tarde, el día de Nuestra Señora de la Merced, patrona de las prisiones. Tras entregar los premios de las diversas competiciones deportivas que se han venido celebrando en el recinto meses atrás, se dio paso al cante flamenco, interpretado por los propios internos. Terminada la actuación, los espectadores se agruparon en torno a Stephen, un improvisado mago que utilizó sus manos y los gestos de mímica para comunicarse con el resto de sus compañeros, ya que apenas si conocía la lengua castellana.

Los diversos módulos de la prisión unieron sexos e historias muy diversas para conformar un mismo espíritu festivo que tenía en los versos de Sonia, un símbolo común: «En la vida hay algo más que rejas y tristeza, personas que te quieren y una vida que te espera». Las sonrisas y carcajadas de todos ellos ayer, sin duda, especialmente en la entrega de galardones, así lo confirmaba.

Tal y como recalcaba la subdirectora de tratamiento, Sonia Navarro, «simboliza una fecha especial para ellos», en línea similar a la Navidad o la Semana Santa. Además se aprovechó el acto para mostrar los trabajos realizados en los talleres ocupacionales que se viene impartiendo en el centro, desde cerámica a telares. Navarro señaló su satisfacción porque la administración central haya autorizado por vez primera la venta de estos productos, de forma que «pueda reinvertirse de nuevo en beneficio de esta iniciativa», afirmaba. Con ello pretende explorar nuevos horizontes como los que han llevado a dos condenados, un chico y una mujer, respectivamente, a cursar estudios en la Escuela taller de Sant José y la Escuela de Artes y Oficios.

Gimnasio, biblioteca («con más de 4.000 volúmenes como manifestaba orgullosa la responsable) áreas de alfabetización o actividades deportivas se muestran como tareas complementarias a esta labor en la que gente como Lourdes, Daniel o Ana, ponen todo su empeño.