La cena de los viernes en Sant Antoni congrega a todos los miembros de la peña valenciana. (Foto: Vicenç Fenollosa).

Tienen el alma dibujada a trazos de colores blancos y rojos, los de los equipos de su tierra natal y el de la isla que les ha visto aunar sentimientos encontrados de añoranza y hospitalidad. La Asociación Cultural y Deportiva Valenciana se creó el pasado mes de febrero con el objetivo de intentar recomponer los corazones divididos de los más de cincuenta levantinos que buscan, hasta tres veces a la semana en un rincón de Sant Antoni, compartir vivencias tanto del pasado como el presente. La idea se llevaba gestando años atrás pero problemas derivados de ocupaciones e incompatibilidades, impidieron que se hiciera realidad.

Seguidores del conjunto «ché» hasta la médula, (sus local están llenos de escudos, camisetas e imágenes históricas de victorias del club) siempre que su trabajo y su familia se lo permiten, suelen desplazarse a Mestalla, lugar en el que recibieron la bienvenida del resto de las peñas del país y del que salieron con la promesa de Pedro Cortés de una próxima visita para inaugurar oficilamente la institución.

El próximo reto de cara al 2000 es confeccionar una falla, evento que se prepara con ilusión y esfuerzo para que cada detalle resulte perfecto. Mientras, la espera se ameniza con un concurso de paellas programado para el 9 de Octubre, día de la comunidad y el diseño de nuevas actividades con las que Vicente Marqués Leiva, José Borrás y el resto de los componentes o responsables de la entidad (los cargos no diferencian aquí a nadie), intentan que cada mitad de sus vidas se transforme de un recuerdo a un elemento de integración en una tierra que ya es suya, tras más de treinta años residiendo en ella. Intercambio de costumbres, actitudes y pensamientos entre compatriotas que suponen un enriqucimiento también para los ibicencos.