Los accidentes a causa de desprendimientos de partes de edificios se han multiplicado en los últimos años en la ciudad de Eivissa. A nadie debería extrañarle, si se observa el estado en el que se encuentran algunas casas de la ciudad sin que nadie haga nada para evitarlo.

Muchos inmuebles presentan un aspecto próximo a la ruina; sus paredes hace décadas que no dan cobijo a nadie y varios de ellos se han convertido, con el paso de tiempo, en nidos de drogadictos. En algunos casos se observa cómo el edificio ha perdido el techo y muchas de sus partes estructurales.

En otros casos, estos inmuebles están «okupados» por indigentes, que se han instalado en ellos sin pedir permiso "lógicamente" a sus propietarios.
El Ayuntamiento de Eivissa logró recientemente, gracias a cesiones temporales, convertir varios de estos edificios ruinosos en aparcamientos. Se trata de una de las múltiples maneras de sacar provecho a estas zonas degradadas.

Uno de los ejemplos de estas casas ruinosas se puede encontrar en la calle Arxiduc Lluís Salvador. Allí, todo un edificio de dos plantas "que ya ha sido rodeado con una verja para que nadie pueda pasar" se encuentra repleto de colchones, basura y jeringuillas. Algunas habitaciones están totalmente calcinadas a causa algún pequeño incendio.

Sin embargo, el caso más evidente en cuanto a edificios degradados y sin ninguna uso aparente es el del frustrado centro comercial que se proyectó para la desaparecida plaza de toros. Ahora, el inmueble espera que los políticos tomen alguna determinación sobre su futuro. Mientras, se ha convertido en un perfecto hotel para drogadictos. En su interior, las estructuras de los puestos del mercado esperan, perfectamente instaladas, el momento de su demolición.

Otros inmuebles ni siquiera han llegado a edificarse del todo, como el amasijo de ladrillos y hierros que se puede encontrar en la calle Al·lsabini, convertido ahora en un perfecto vertedero.