El presidente del Govern balear, Francesc Antich, conoció ayer
personalmente la realidad del barrio de sa Penya, en un recorrido
de más de media hora en el que fue acompañado por miembros del
equipo de gobierno del Ayuntamiento de Eivissa y personal técnico
del Consistorio, que contestó a sus preguntas sobre el estado en el
que se encuentra la zona y las mejoras previstas.
Un rato antes, el alcalde, Xico Tarrés, le había explicado
cuáles son sus propósitos para la zona más degradada de la ciudad y
había conseguido ya su apoyo: «Habrá voluntad clara de implicarse»,
aseguró Antich a los medios de comunicación antes incluso de ver
sobre el terreno las necesidades de sa Penya.
En cualquier caso, ambas administraciones, municipal y
autonómica, consideran que lo primero que hay que hacer es «crear
las herramientas necesarias para este trabajo». Entre otras, el
Consistorio maneja la creación de un patronato que siga de cerca
todas las mejoras que se vayan poniendo en marcha.
Tarrés quiere una rehabilitación «integral» de sa Penya que
podría tardar en lograrse incluso una década. Por ello, el objetivo
es implicar también a la oposición en este proyecto, con el
objetivo de que pase lo que pase en sucesivas elecciones, las
reformas sigan en marcha.
Por lo que se refiere a la fuerte inyección económica que el
Ayuntamiento prevé que será necesaria, Antich habló ayer de la
posibilidad de lograr fondos procedentes de la Unión Europea.
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